Resumen
En la década del ochenta compartí estudios con el poeta Arnaldo Sepúlveda. Nos hicimos amigos muy pronto y un día, de buenas a primeras, me anunció que salía de la isla. Se iba a vivir con su compañera, quien más tarde sería motivo de varios de sus poemas bajo el nombre de Popa. Estando él fuera del país nos comunicamos y me solicitó que aclarara, en lo posible, que el libro “Sangre y Clamor”, de su autoría, no era una publicación que él avalara, sino un poemario de estricto corte adolescente e inmaduro que publicaban sin su consentimiento. Hice todo lo que estuvo a mi alcance. Años más tarde el Instituto de Cultura Puertorriqueña le publicaría “El Libro de Sí”, con el que estaría ampliamente satisfecho, y publicarían varios de sus poemas en la Antología de poesía puertorriqueña en Nueva York “Papiros de Papel”, editada por Pedro López Adorno.