Resumen
La obra dramática titulada Los invasores (1962), del chileno Egon Wolff (1926-), inicia con la afirmación de la máxima calderoniana expuesta en La vida es sueño, aunque evidentemente, desde la perspectiva de la burguesía y de la vida cómoda que a partir del progreso que impulsó la Revolución Industrial, sobre todo, se pretende el objetivo del mundo del capitalismo. Lo que en la obra de Calderón está en función de exponer la poética del desengaño barroca, aquí se problematiza desde una óptica que el mismo Wolff ha catalogado como realismo estilizado. En el fondo, la obra también propone una poética del desengaño sobre la base de la continuidad entre el sueño y la realidad. El desengaño va dirigido a exponer una crítica al sistema político y social del capitalismo, pero, también, a las posibilidades del socialismo y del comunismo.