Resumen
Sobre el azul, Octavio Paz ha observado en El Arco y la Lira (1956) lo siguiente:
Un “azul poético” no es un azul determinado; es un azul que se balancea, desasido, oscilante entre todas las posibles direcciones de lo azul: ha dejado de ser voz indicadora (verbigracia: azul de mar, de unos ojos o de un objeto) sin por eso alcanzar una significación abstracta. El “azul poético” no es un azul de esto o aquello, pero tampoco es “lo azul”. Librado a su propia fuerza verbal, no se adhiere a ningún objeto ni se limita a una significación particular, Flota, sin que nada lo sostenga; a la deriva, no va a ninguna parte, salvo, acaso, al encuentro de sí mismo.1