Abstract
Cuando sale a la luz pública El jíbaro de Manuel A. Alonso, la voz literaria que comenzaba a expresarse no tenía, en absoluto, su espacio garantizado.
Apenas había comenzado un forcejeo por establecerlo, en un ambiente oficial de abierta hostilidad y recelo. El libro no era, en el espacio cultural de la colonia, un acontecimiento virtual esperado que venía a enriquecer una rica constelación literaria existente. Por el contrario, su presencia formó parte de una importante presión para inaugurar una atmósfera que hiciera posible el florecimiento de las bellas letras. Desde un punto de vista interno, atendiendo el desarrollo literario de Puerto Rico, este libro no fue una construcción a partir de "un campo complejo de discursos", según términos de Foucault, quien considera que los márgenes del libro no están nunca claramente delimitados, debido a que "más allá de su configuración interna y la forma que lo autonomiza, está envuelto en un sistema de citas de otros libros, de otros textos, de otras frases, como un nudo en una red". El libro de Alonso, no obstante, ocurrió en un territorio todavía relativamente desierto, ocupado por la palabra oficial de la colonia: el poder que se expresaba a través de las facultades omnímodas, su ordeno y mando que no permitían ningún tipo de cuestionamiento. Resulta dificil pensar que un texto elaborado en un contexto histórico colonial tan estrecho, de represión abierta y descarnada, no haya internalizado estas condiciones en su esfuerzo por existir, incorporando sus huellas en el conjunto de las estrategias discursivas que puso en movimiento.
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