Resumen
La primera página de Crimen y castigo aborda sin dilación la obsesión fundamental de Dostoievski: el problema del doble. Encontramos a Rashkolnikov decidiendo su suerte en la calle, como en su día lo hiciera la Celestina que apostó su destino en el paródico voto épico de "Ir quiero" a casa de Pleberio. En pleno monólogo dialógico, Rashkolnikov se escinde en dos debatiendo las opciones de la acción o la reflexión:
Todo está en manos del hombre, y todo lo deja escapar, por cobardía ... [ ... ] Me gustaría saber qué es lo que más temen los hombres ... Dar un paso hacia adelante, pronunciar una palabra de su propia cosecha: he aquí lo que temen más que nada. Pero hablo demasiado ... Y es muy posible que sea este hábito mío de monologar lo que me priva de hacer nada ... Pero de igual modo puede ser a la inversa: hablo mucho porque no hago nada . En efecto; llevo ya mucho tiempo, meses quizá, monologando, acurrucado en un rincón días enteros, con el espíritu perturbado por ideas raras. Vamos a ver: ¿por qué voy ahora allá? ¿Soy capaz de dar el golpe?
De entrada Dostoievski nos prepara para el desarrollo del personaje como un ser dual, el asesino más compasivo de la historia literaria del diecinueve.
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