Resumen
El discurso histórico nunca corresponde a lo que uno cree que debería ser. Aún menos el de la historia literaria. Desde Europa, este lector pensaba que Emilio Díaz Valcárcel figuraba en el Panteón de los escritores puertorriqueños y, por lo tanto, hispanoamericanos, pero a la hora de rendirle homenaje, se da cuenta que no era y no·es así. El adicto de ficciones y crítico universitario se entera, por ejemplo, que en los tomos de la Revista lberoamericana, uno de los termómetros académicos de los temas y autores hispanoamericanos "up to date", el nombre y la obra de Emilio Díaz Valcárcel están escandalosamente ausentes hasta 1993. En el número especial de 394 páginas dedicado a la literatura puertorriqueña (LIX, enero-junio 1993, núm. 162-163), se esconden unas escasas catorce hojas críticas sobre Harlem todos los días (1978).
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