Divina emanación de algo indescrito,
¡oh, dolor!, que el espíritu acrisolas:
sol que el lucero de la dicha inmolas
para encender la luz de lo infinito…
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Emilia Villaronga de Armstrong, a veces publicó bajo el pseudónimo Azucena. Nació en Juana Díaz en 1875, hija el doctor Gabriel Villaronga, y discípula del poeta José A. Negrón Sanjurjo. Aprendió idiomas (francés, inglés, esperanto). Sus primeras publicaciones aparecieron con las siglas V. de A. Fue una de las fundadoras del Club de Damas de Ponce y su primera presidenta. Fue asidua colaboradora de la Revista de las Antillas de Luis Lloréns Torres, donde, además se publicó una de sus traducciones del esperanto y el cuento titulado “Las lavanderas”, de corte modernista, como mucha de su producción poética.1 También publicó el cuento titulado “La reliquia”, en Plumas Amigas, Compilación de trabajos en prosa y verso de Miembros de la Sociedad de Escritores y Artistas de Puerto Rico, que dirigía Cayetano Coll y Toste, aunque esa narración se aparta ya del modernismo.2 María Luisa de Angelis incluye en su valioso libro Mujeres puertorriqueñas… (1908) dos cuentos de Armstrong titulados “Dolorosa” y “Julio el ciego”.3