Resumen
La voz se transforma en la materia en la que firman las huellas los personajes de La Celestina: los lugares y espacios emergen como consecuencia de la palabra dicha. La ciudad se abre paso en el diálogo acotado y encantado, como una red donde circulan los actantes de la historia que son, a la vez, constructores de su propio ser, en voz propia o por referencia de unos y otros. Es la voz arquitecta de emplazamientos, la que caracteriza e insta. Pretendemos observar dichos espacios dentro de la carga simbólica que impulsa la lectura. Deseamos analizar los trazos donde se cimienta la caracterización de los personajes, mientras se mueven, se dicen y desdicen.