Abstract
La ornitología sanjuanística siempre ha dejado perplejo al lector por su carencia casi total de antecedentes occidentales: pensemos en aquel extrañísimo "pájaro solitario" de los Dichos de luz y amor, que no tenía determinado color, porque semejaba al espíritu perfecto, "que no tiene determinación en ninguna cosa". El Reformador, contra todo lo esperado, cierra filas con los místicos persas al fraguar su misteriosa ave incolora, que debe más a Oriente que al salmo bíblico 101,8: tan sólo en los textos embriagados de 'Attār y de Suhrawardī he podido dar con este passer solitarius del alma, que carece por completo de color porque está simbólicamente desasido de toda atadura material.
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