Resumen
A mediados del siglo XIX, la historia se convirtió en el saber por excelencia de las sociedades modernas, en las que imperaba la palabra escrita, mientras que la etnología —y, por ende la antropología— se circunscribió a las sociedades consideradas primitivas, totalmente ágrafas o donde predominaba la palabra hablada. Para cumplir en las sociedades modernas las funciones que en las llamadas sociedades "primitivas" cumplía la antropología, se creó otra disciplina: la sociología. Tal separación entrañó la demarcación de una diferencia; fue una de las maneras en que Occidente se confirió respetabilidad mediante la diferencia con los Otros, objeto de estudio de la antropología. Para el Nosotros existían saberes más respetables. La versión original de este artículo se presentó en el coloquio "Géneros confusos: historia y antropología", auspiciado por el Programa Graduado del Departamento de Historia de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, y que se celebró el 22 de octubre de 1998.