Résumé
En el párrafo cuarto de la Tercera Meditación, Descartes insiste que él debe saber que Dios es su creador y que Dios no es engañador, “pues sin conocer esas dos verdades, no veo cómo voy a poder alcanzar certeza de cosa alguna”. Por otro lado, en las Respuestas a las Segundas Objeciones (párrafos 38—40), él insiste en que hay algunos reclamos, como, por ejemplo, que yo, mientras pienso existo, o que lo ya hecho no puede no haber sido hecho, los cuales no requieren de la garantía divina: “Pero, ¿qué puede importarnos, que por casualidad alguien finja ser falso a los ojos de Dios o de un ángel aquello de cuya verdad estamos enteramente persuadidos,y que, entonces, es falso en términos absolutos?... Hemos presupuesto una convicción tan fuerte que nada puede removerla, y esta persuasión es claramente lo mismoque una certeza perfectísima.”
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