Ivette Martí: «Todo se ha hecho a mi voluntad» Melibea como eje central de La Celestina Iberoamericana-Vervuert. Madrid, 2019.

Resumen

Debo expresar mi satisfacción más profunda por el honor de presentar un libro que me llena de alegría. Son muchas las razones para ello. Me une a su autora Ivette Martí un cariño inmenso y una larga trayectoria vital. Recuerdo cuando fue mi alumna, algo díscola y soñolienta, en mi curso de Introducción a la literatura española. Entonces no fue posible calibrar su preclara inteligencia y su fino olfato literario. Más adelante, tomó mi curso sobre el Siglo de Oro. Allí comencé a descubrir a una estudiante que, a pesar de su juventud, poseía una gran cultura y cuyo entusiasmo y excelentes intervenciones nos enriquecían a todos y hacían que la clase fuera una delicia. Parece que a Ivette también le agradó la experiencia pues repitió y tomó varios cursos graduados conmigo. Tuve ocasión de aprender con ella y de entusiasmarme de encontrar a una alumna tan culta y sorprendente. Hay muchos estudiantes brillantes en nuestra vida académica, pero muy pocos poseen la intuición que denomino olfato literario. Esta rara cualidad permite que quien la posee tenga el don de ver detalles que se le escapan al lector convencional, por inteligente y culto que sea. Más aún, les permite realizar lecturas originales y convincentes, establecer conexiones simbólicas y formales que pasan inadvertidas aun al lector más erudito. La cultura se obtiene y nos facilita contextualizar e interpretar los textos acertadamente. Con el olfato literario se nace y quien lo posee nos ilumina los rincones más ocultos de la obra de arte, provocándonos asombro y admiración, como solo puede hacerlo la genialidad. Esto define el quehacer literario de Ivette. Dejo fuera la amistad, los viajes y la complicidad que me unen a la autora. Baste decir que fui testigo de la inolvidable tarde en que Luce López-Baralt comentaba con Ivette su proyectada tesis doctoral en Garcilaso y la conversación derivó hacia La Celestina, obra tan cerca del corazón de las tres. Ante las extraordinarias y entusiastas observaciones de Ivette, de repente, Luce le dijo: “ ¿Por qué no haces tu tesis en La Celestina?” Era clara la pasión de Ivette por este texto. Esa tarde se dirimió la decisión y, posiblemente, se gestó el germen de este libro que hoy nos ocupa. Confieso que lo he releído con deleite y sumo interés, entre otras cosas porque actualmente imparto el curso graduado sobre La Celestina, al cual Ivette me hace el honor de asistir. Su presencia nos ha enriquecido muy significativamente. Su generosidad para conmigo y con los estudiantes dan fe de su calidad humana. Comparte iluminadores comentarios y fichas bibliográficas que a todos nos resultan de gran utilidad. No hay mayor satisfacción que aprender de nuestros alumnos. Gracias, Ivette.