Resumen
INTRODUCCIÓN
I
Ley soberana a cuyo influjo santo
rinde la humanidad culto ferviente;
ven a inspirar mi canto
hoy que al recuerdo de ominosos timbres
late un rayo de luz sobre la frente...
INTRODUCCIÓN
I
Ley soberana a cuyo influjo santo
rinde la humanidad culto ferviente;
ven a inspirar mi canto
hoy que al recuerdo de ominosos timbres
late un rayo de luz sobre la frente...
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(1863-1897). Nació en Arecibo y murió en Turiguanó (Cuba). Poeta, periodista, dramaturgo, tipógrafo y músico (tocaba el violín). A los veinte años publica su primer tomo de poesías, titulado Flores nacientes (1884). Su segundo libro, Mi óbolo se publica en 1887, dedicado a Román Baldorioty de Castro, jefe del movimiento político autonomista, al cual se afiliaba Marín. Como periodista, figuró en la redacción de El Publicista, periódico de Arecibo. Luego, funda su propio periódico, El Postillón. Perteneció a la sociedad arecibeña La Torre del Viejo, que se dedicaba a combatir mediante el boicot las actividades de los incondicionales españoles en la Isla. A raíz de estas ideas, tiene que huir a Santo Domingo para evitar el arresto. Allí se distingue como dramaturgo en la ciudad de Azua, donde se publica en 1888 su obra titulada 27 de febrero, que exalta la gesta de independencia de Quisqueya. Posteriormente, sufrirá cárcel por el gobierno del dictador Ulises Hereux y luego será expulsado del país. Pasa a Curazao y luego a Venezuela. En Caracas reside, hasta que en 1890 publica su poema largo titulado Emilia, en cuyo prólogo aprovecha para realizar ataques al dictador dominicano, por lo cual se indispone con el presidente de Venezuela, general Andueza Palacios, quien lo destierra junto con otros refugiados políticos entre los cuales se contaba Félix Matos Bernier. Pasa breve estancia en Martinica y regresa a Puerto Rico en 1890. Por orden del gobierno se clausuró El Postillón y su imprenta. Así las cosas, Marín sale nuevamente de Puerto Rico hacia Nueva York. Allí publica el «tercer viaje» de El Postillón, dedicado a fomentar el separatismo de la Isla respecto de España. Colabora con el periódico La Gaceta del Pueblo y publica su tercer poemario, Romances (1892). Viaja a Puerto Príncipe (Haití), donde fomenta también el espíritu revolucionario. Parte, luego hacia Cuba en 1896, donde se enfila en el ejército y llega a ser sargento de la escolta del general Máximo Gómez. En 1897, enferma de malaria e imposibilitado de proseguir la marcha de su grupo, sus compañeros lo dejan en una hamaca, con propósito de volver a buscarlo al día siguiente. No pudieron volver, y pasado un mes, cuando regresan a buscarlo, solamente encontraron sus huesos abrazados al fusil. Había sido consumido por las aves de rapiña. Su último poemario, En la arena, se publica en Nueva York en 1898 y contiene sus versos escritos en la manigua de Turiguanó.1