Nuevo volumen de la revista Retorno, dedicado a La Celestina

Resumen

elebro por partida doble la aparición de este número de la revista Retorno. Primero, porque siempre es una alegría comprobar el éxito y solidez del proyecto de editar una Revista arbitrada sobre Literatura y Lengua Hispánica. De la sabia mano del investigador Miguel Ángel Náter, enamorado de la literatura, no podía sino resultar una revista seria, importante y cuidadísima. En segundo lugar, celebro este número porque está dedicado a uno de mis amores literarios, La Celestina. Comprobamos aquí cuán vigente, moderna y clásica al mismo tiempo es esta obra maestra de las letras españolas. La revista Retorno abre con un conmovedor testimonio del Invitado de Honor, Santiago López-Ríos, Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y experto justamente en La Celestina. Santiago nos visitó en agosto de 2016 gracias a una Beca Erasmus e impartió clases
durante una semana en los cursos de Introducción a la literatura española que ofrece la Dra. Margarita del Rosario y en mi curso Marginalidades de la literatura española del Siglo de Oro. El tema fue, por supuesto, La Celestina. Santiago da cuenta de cómo introdujo a nuestros estudiantes a la experiencia de leer unas páginas del texto en una versión original de 1514. Después del susto natural de mis alumnos al encontrarse con unas páginas sin puntuación y en una letra antigua, algunos se animaron a leerla en voz alta. Quizas no sabían que estaban realizando una labor indispensable para el investigador y filólogo que debe acercarse a las obras como lo hacían los contemporáneos a la publicación, sin aparato crítico ni puntuaciones que nos facilitan la lectura y comprensión del texto. También da cuenta Santiago de cómo abordó ante ellos los tres últimos autos y comprobó que
era posible tender puentes entre La Celestina y nuestro tiempo, aludiendo a conceptos como el gozo, el significado de la torre y la marginalidad. El resultado fue sumamente exitoso. Los jóvenes se acercaron a un texto antiguo y moderno al mismo tiempo y comprobaron su importancia y riqueza de significados. Debo añadir que tanto ellos como yo misma aprendimos muchísimo de una obra que como todo clásico, «nunca termina de decir lo que tiene que decir», por citar aquí a Ítalo Calvino.