Resumen
Las incursiones en los dominios de la identidad y la nacionalidad -que quizás sea otra manera de decir de la cultura y la toma de conciencia- son empresas eminentemente problemáticas. Tal vez no baste con declarar llanamente que éste es un territorio desconocido, sino que, de hecho, bien puede ser que ni siquiera se pueda representar cartográficamente. Claro está que se pueden erigir hitos, pero siempre entendiendo que se los debe considerar marcadores hechos para la ocasión, totalmente improvisados, y siempre capaces de orientar al viajero incauto hacia inciertos destinos, por rutas precarias. Incluye comentarios de Jeremy Adelman.