Abstract
El reconocimiento por parte del Estado de la necesidad de reformas no fue el resultado de la magnanimidad española ni, por supuesto, de la voluntad de cumplir con la promesa de la Constitución de 1837 de conceder unas "leyes especiales" a aquellas posesiones. Obedecía más bien a la voluntad de dar respuesta y de canalizar el agrio debate que se estaba produciendo en Cuba y Puerto Rico entre los partidarios de introducir reformas políticas y sociales y aquellos otros partidarios de mantener el statu quo. En Cuba, por ejemplo, esta disyuntiva se planteó en la guerra de exposiciones de los meses de junio y julio de 1865, el antecedente más inmediato de la tardía y reticente respuesta del Estado español. La iniciativa del Ministerio de Estado estaba pensada para frenar la creciente contraposición entre el reformismo del llamado "partido cubano" y la intransigencia continuista del partido español. Como es bien sabido, los trabajos de la Comisión fueron interrumpidos por la Revolución de septiembre de 1868 y la guerra en Cuba, que situarían la necesidad de reformas en otro contexto. Comentarios de Jorge Rodríguez Beruff.