Influencia de los cultivos de cobertura y fertilizante nitrogenado sobre líneas puras de maíz y el nitrógeno en el suelo

Resumen

Se evaluó la respuesta de líneas puras de maíz (Zea mays L.) a niveles de fertilizante nitrogenado (N) en rotación con una cobertora de caupí (Vigna unguiculata cv. Iron Clay) en tres cultivos consecutivos de 2014 a 2016 en un suelo Guamaní (Torrifluventic Haplustepts). La rotación consistió en maíz (primavera 2014), cobertora (verano 2014), maíz (invierno 2014-2015), cobertora (verano 2015), maíz (invierno 2015-2016) y cobertora (verano 2016). Los niveles de fertilización con N fueron 0, 90, 135, 180 y 225 kg N/ha, para las temporadas 2014 y 2014-2015, y 0, 50, 100, 150 y 200 kg N/ha, para la temporada 2015-2016. Los suelos se muestrearon a una profundidad de 90 cm antes y después de cada cosecha. La cobertora no afectó a los rendimientos del maíz. Se observó respuesta a la fertilización con N en dos de tres años con rendimientos óptimos de semillas de 7,034 y 4,708 kg/ha con fertilizante N de 135 y 90 kg N/ha, respectivamente. El N inorgánico residual en suelo tendió a aumentar debido al fertilizante-N y la cobertora. Un presupuesto parcial del balance de N mostró que el balance neto de N era más positivo y aumentó con cada nivel de fertilización-N alcanzando valores de +516 kg N/ha en barbecho y +621 kg N/ha en la rotación con la cobertura después de tres cultivos sucesivos en un período de 30 meses. Parte del exceso de N (que no extrajo el cultivo) se encontró en el perfil del suelo. Hubo un balance de N positivo ligeramente mayor debido a la rotación con la cobertora a los niveles mayores de fertilización. La rotación del maíz con la cobertora continúa siendo una práctica importante que a largo plazo resultará en un mejor reciclaje de N debido a la utilización del N residual del suelo después de la cosecha de maíz o por la fijación de N. Niveles de fertilización entre 90 a 135 kg N/ha pueden resultar en buenos rendimientos de maíz endogámico, estos niveles se pueden ajustar si conocemos el N inorgánico del suelo a una profundidad de 30 cm, lo que resultará en un mayor rendimiento, una mayor eficiencia de uso de N y una reducción de las pérdidas para el medio ambiente.