Résumé
El objetivo de este artículo es presentar, en un contexto ético, los dos pensamientos fundamentales que configuran la ecología de la segunda mitad del siglo XIX desarrollada por el naturalista Ernst Haeckel: la teoría de la descendencia de Charles Darwin y el monismo naturalista. La ecología surge en sus comienzos como una subdisciplina de la biología, particularmente a través de la obra de E. Haeckel titulada Morfología general de los organismos del 1866. En ella Haeckel compara una biología entendida en sentido amplio, frente a una biología entendida en sentido estrecho. Esta última es equivalente a la ecología, que queda definida como la ciencia de la economía, así como de las formas de vida y de las relaciones externas de los organismos entre sí. A pesar de que la ecología contemporánea ha pasado de ser una rama de la biología a ser un campo interdisciplinario con aportaciones de múltiples ramas del saber, los fundamentos filosóficos bajo los que Haeckel concibió la ecología originariamente están estrechamente relacionados con fuertes preocupaciones éticas que continúan teniendo relevancia en el paradigma actual. Repensar la ecología de Haeckel, retornar al origen de esta disciplina, podría servir de apoyo para ampliar la perspectiva ética en este campo del saber.
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