Résumé
La tradición religiosa judía, cristiana e islámica nos legó una visión del mundo completamente antropocéntrica y teleológica. En la Edad Media el Universo se concebía como un gran teatro, en cuyo centro, como un escenario, estaba la Tierra. Allí actuaban los seres humanos bajo la atenta mirada de Dios, los ángeles y el resto de la corte celestial, que desde detrás de la esfera de las estrellas fijas observaban el espectáculo y se preocupaban por nosotros. Podíamos ser pecadores, pero de lo que no cabe duda es de que éramos los protagonistas del drama cósmico. Toda esta visión del mundo se vino abajo como resultado de la revolución científica.
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