Résumé
La filosofía actual ha producido un sinnúmero de críticas al éthos colectivo y a las formas institucionalizadas de interacción social propias de la modernidad. Se señala, entre otros resultados adversos del proceso civilizatorio del Occidente moderno, la pérdida de sentido, la soledad que experimentan los individuos, el agudo debilitamiento de sus lazos de solidaridad y la invasión, por parte del ámbito económico, de los distintos aspectos y escenarios de la vida personal y colectiva. Algunas de las críticas a la modernidad, si bien asumen que estos resultados son, efectivamente, adversos y no pretenden reivindicarlos como deseables, sin embargo, creen encontrar dentro de las propias fuentes y tradiciones del pensamiento moderno, y dentro de las características estructurales de la propia modernidad, las claves para salir de los problemas que ella misma plantea. Así, por ejemplo, tradiciones modernas, como la contractualista-liberal, son objeto de reelaboraciones y correcciones para responder, a partir de ellas, a los retos que se plantean para la convivencia y la legitimidad dentro de las sociedades contemporáneas. Este es el caso de un pensador como John Rawls.
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