Resumen
Un especial interés por los problemas vitales del ser humano llevó a Epicuro a distanciarse de las simples teorizaciones y consagrarse a pensar máximas por las que el hombre podría hacerse con las causas y objetos del bienestar. Epicuro asume el cuerpo y la vida sensible como principios de un bienestar que descansa en las afecciones (πάθη), si bien estas son efectos de los estímulos del ambiente que le preceden, además de ser la fuente de las actitudes de aceptación o de rechazo que determinan las acciones humanas. Cierto es que esta perspectiva sensualista describe la εὐδαιμονία como simple satisfacción de deseos y de necesidades cotidianas, pero se hace manifiesto que, en ocasiones, al no coincidir los deseos con el noble interés del bienestar contradicen este fin buscado. Dicho esto, el tema que se expone en el presente texto es la pregunta por los argumentos que validaron el cuerpo y sus sentidos para conocer el mundo y actuar según lo percibido, frente a algunas de las críticas escépticas y plutarqueas.
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