Abstract
En lo que sigue, quisiera compartir con ustedes algunas reflexiones sobre la Revista Postdata, a la cual me acerco mediante una imagen que considero sobrecogedora: la del enterramiento del último hombre en la metáfora nietzscheana de las primeras páginas del Zaratustra. Allí, en efecto, quiere Nietzsche que Zaratustra cargue con un cadáver por varios días, en busca de un sepulcro. Sus palabras al enterrar al saltimbanqui fueron:
"i Y tú, mi compañero primero, descansa en paz! Te he enterrado bien . . . ( ... ) No debo ser pastor ni sepulturero. Nunca volveré a hablarle al pueblo; nunca más le hablaré a un muerto."1
Parto entonces de una interpretación de nuestro trabajo que bordea esta metáfora de un Zaratustra solo, en la noche, ocupado en una actividad de arrastre de un cadáver, en búsqueda de un sepulcro, acechado para que abandone la ciudad; un Zaratustra que ya no quiere ser ni pastor de almas ni sepulturero de malas conciencias. Me referiré a nuestra propia experiencia de arrastre mediante un somero informe del proyecto Postdata del Colectivo Armagedón, proyecto interdisciplinario que un grupo de profesores de la Universidad de Puerto Rico llevamos a cabo: estos son Irma Rivera Nieves, Aurea María Sotomayor, Juan Duchesne Winter y el que esto escribe. En todo momento hablaré a nombre de los coeditores de la revista: parte de nuestro propósito es dar a conocer el mencionado proyecto con miras al establecimiento de vínculos de colaboración con grupos similares. Pongamos, pues, las cartas sobre la mesa.
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