Resumen
Durante las pasadas décadas es notable cómo se han ido agravando los problemas en relación a la calidad, disponibilidad y distribución del agua potable en Puerto Rico. El proceso de suburbanización ha sido un factor condicionante en la constitución y permanencia de una lógica de manejo del agua basada en la construcción de grandes obras de infraestructura y en la idea de un sistema de provisión universal. Esta lógica es problemática porque normaliza una demanda que no responde a las realidades socio-ambientales de la Isla. La controversia del Superacueducto ilustra cómo la Zona Metropolitana de San Juan necesita, cada vez más, importar el agua que consume. Pero el escenario se complica porque además de las presiones de acceso al recurso suscitadas por el crecimiento suburbano, el factor climático se ha convertido en uno determinante. Este tipo de estrategias podrían ser insuficientes para lograr la resiliencia necesaria ante "nuevas" realidades ambientales suscitadas por el cambio climático, como períodos más intensos de sequías o inundaciones. Una reflexión sobre la sequía de 1994 no tan sólo muestra la vulnerabilidad del sistema de distribución actual, sino también presenta una oportunidad para indagar en algunas de las nociones implícitas en la concepción de manejo imperante. El artículo explora algunas perspectivas dominantes en torno al consumo de agua en el ámbito doméstico mediante un análisis cualitativo basado en las opiniones y experiencias de diversos actores clave en la política del agua local, documentos de política pública y artículos de periódico. Se plantea un cambio de paradigma en el manejo de la demanda.Descargas
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