Abstract
Los anexionismos antillanos decimonónicos han sido ignorados casi por completo por las historias y las literaturas criollas. La recordación del centenario del 98 ha magnificado aún más la ignorancia y el desinterés prevalecientes. Quizás porque siempre es más atractivo el relato nacional vibrante, rectilíneo y ascendente, que la historia crítica de las ambigüedades y las contradicciones, de los senderos sinuosos y los deslizamientos ideológicos, como alerta Chatterjee. En el plano caribeño, otras razones poderosas se suman para explicar este silencio: la visión moralista que presenta a los anexionistas como traidores y renegados; la convicción de que la conciencia nacional es lo natural, lo normal, y la aplicación mecánica del concepto de nación.