Abstract
Si todo relato histórico está manchado por los prejuicios del historiador, la historia es un engaño, sobre todo la que pretende pasar por la "verdad" o la "realidad". "Si nada es cierto...", como exclama el apabullado escritor ruso, entonces no hay certezas defendibles, comprobables, y todo es una farsa. Y nos dejan sin historiografía y sin sujeto de estudio: el auténtico "fin de la historia".