Título en español.
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Pérez-Escolar, R., T. W., & M. A. (1978). Título en español. Journal of Agriculture of the University of Puerto Rico, 62(4), 361–366. https://doi.org/10.46429/jaupr.v62i4.10347

Resumen

Se realizaron experimentos adicionales de rotación de cosechas para constatar las posibilidades del uso de residuos de cosechas-leguminosas y noleguminosas-como fuentes de N en dos localidades: un Oxisol arenoso y un Ultisol arcilloso. Los experimentos se diseñaron como parcelas subdivididas. Los tratamientos principales eran las cuatro rotaciones: 1) maíz, maíz; 2) sojas, maíz; 3) habichuelas mung, maíz; y 4) habichuelas aladas, maíz. Los subtratamientos consistieron de dos niveles de N: 0 y 67 kg/ha aplicados un mes después de la siembra. En las cosechas iniciales se obtuvieron rendimientos medianamente elevados de sojas, bastante elevados de habichuelas mung y habichuelas aladas (a base de rendimientos informados de áreas productoras de estos cultivos nuevos para Puerto Rico) y buenos rendimientos de maíz. En la cosecha siguiente de maíz, el aumento en los rendimientos que pueda atribuirse a la aplicación de 67 kg/ha de N fue tan drástico como en experimentos anteriores, independientemente de la cosecha anterior. En el Ultisol, se obtuvieron rendimientos de maíz substancialmente más elevados después de la cosecha inicial de las tres leguminosas que cuando se sembró maíz por dos veces consecutivas en el mismo terreno. La situación en el Oxisol fue diferente, a excepción de la rotación habichuelas mung-maíz. Se logró como 80% de los rendimientos máximos de maíz sin necesidad de aplicar N como abono cuando las siembras previas en la rotación fueron leguminosas. En este caso, hay la ventaja adicional de que se pueden sembrar y cosechar leguminosas comestibles. En Manatí se lograron producciones de grano utilizable de la magnitud de 18,628 kg/ha, incluyendo la leguminosa y el maíz en sólo dos cosechas en alrededor de un año; en Corozal, 17,899 kg/ha. Con el uso de N, estas producciones ascendieron a 21,535 y 20,239 kg/ha, respectivamente. Esto no sería posible si no hubiese disponible una cantidad substancial de N de otras fuentes, aparte del abono, y la que quizás pueda atribuirse a la mineralización de la materia orgánica del suelo y de los residuos de cosechas anteriores.
https://doi.org/10.46429/jaupr.v62i4.10347
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