¿Qué es una familia?

¿Qué es una familia? Desde la diversidad en Puerto Rico[1]

What is a family? From a diversity perspective in Puerto Rico

Ruth Virginia Nina Estrella[2]

Resumen

Existe la tendencia a generalizar y homogenizar a la familia, invisibilizando la diversidad familiar que habita en el país. Al homogenizar la familia, el estado adopta un discurso en el que la diversidad familiar está excluida en el desarrollo de políticas sociales, como también de los servicios que reciben estos grupos. Las familias no tradicionales quedan excluidas en un contexto de fragilidades. Considerando estos elementos, se propuso estudiar otras estructuras familiares que predominan en el país: (1) monoparentales, (2) homoparentales, (3) inmigrantes, (4) reconstituidas, (5) familias intergeneracionales, y (6) de padres jóvenes. El presente trabajo, tuvo el propósito de analizar la noción de familia. Por cada estructura familiar se entrevistaron a cinco (5) personas, siendo un total de 30 entrevistas a padres, madres o personas responsables. Los resultados muestran elementos comunes que comparten las diversas familias: significado de los hijos/as, procesos de socialización y sus roles de padre y madre. También se encontraron elementos divergentes que son características propias de cada familia: (1) en las monoparentales la noción se sostiene sobre el significado de los hijos, (2) en las homoparentales la paternidad/maternidad es compartida, (3) en las inmigrantes se caracteriza por la cohesión familiar, (4) en las reconstituidas, las experiencias pasadas promueve nuevas identidades, (5) familias intergeneracionales, altamente autoritarias, y (6) los jóvenes comprometidos con la crianza de los hijos/as. Se propone considerar estas realidades al realizar intervenciones en cada estructura familiar.

Palabras claves: diversidad, familia, noción

Abstract

There is a tendency to generalize and homogenize the family, obscuring the diversity observed in the country. By homogenizing the family, the state adopts a discourse which excludes family diversity during the development of social policies, also affecting how and what services are provided for these groups. Nontraditional families are usually excluded in a context of fragility. Considering these elements, an examination of other family structures prevailing in the country is proposed: (1) single parent, (2) homoparental, (3) immigrants (4) stepfamily, (5) intergenerational, and (6) of young parents. The present study was aimed to analyze the notion of family. For each family structure five (5) persons were interviewed, totaling 30 interviews with parents or responsible persons:  The results show common elements shared by different family structures: meaning of their children, processes of socialization and their roles as father and mother. As well, many divergent elements that are unique characteristics of each family were found:1) in single-parent families the notion is based on the meaning of children, 2) in homoparental, the paternity/maternity is shared between the couple, 3) in immigrants is characterized by family cohesion, 4) in stepfamilies, past experiences promote new identities, 5) intergenerational families are highly authoritarian and 6) youth families, committed to raising their children. Future studies are proposed which may contribute to a better understanding of family diversity, considering the realities of each family structure.

Keywords: diversity, family, notion

Introducción

La familia dejó de ser el punto de referencia estable de un mundo definido socialmente. Es un grupo social que participa de los cambios y las transformaciones que se producen en la sociedad, constituyéndose en la diversidad, la cohesión y la solidaridad (Cohen, 2018). Por ello, puede adoptar diferentes estructuras que se sostienen sobre las construcciones que se tenga del concepto.

La familia constituye un espacio de intercambio de relaciones afectivas, en el que se supone que existe seguridad y protección entre aquellos miembros que la componen (Bray & Stanton, 2013). Igualmente, es un grupo que tiene el encargo social de ser la principal fuente de aprendizaje, en donde la persona encargada tendrá la responsabilidad del proceso de socialización (Miller, 2016). Asimismo, se reconoce que es un escenario que contribuye en la adopción de valores, creencias y comportamientos sociales de parte de sus integrantes.

También, la familia se ha definido como una institución básica de la sociedad que se compone de dos adultos del sexo opuesto que comparten recursos económicos, intimidad sexual, vivienda, afectos, estatus social, reproducción y cuido de los hijos (Baker, 2014). No obstante, con los cambios en las últimas décadas las familias están menos representadas desde esta realidad. Aunque esta noción de familia es el tipo de conceptualización que refuerza el discurso del estado sobre los valores y creencias que se le otorga a este grupo poblacional, lo que tiene una repercusión en el desarrollo de las políticas públicas.

Por otra parte, la familia se puede definir según las funciones que se le atribuyen,  entre las que se destacan: (1) es una institución social cuya razón de ser es la procreación, crianza y socialización de sus hijos e hijas,  (2) es un escenario en donde se desarrollan las personas para realizarse como adultos, (3) es responsable de sustentar económicamente a sus integrantes, (4) es un espacio en donde se aprende afrontar retos, así como asumir responsabilidades y compromisos, (5) es un contexto de encuentro intergeneracional, y (6) es una red de apoyo social para las diversas transiciones que tendrá la persona durante su ciclo de vida (Lamanna, Riedmann, & Stewart, 2017).

Desde una perspectiva más crítica, la familia se define como un constructo de significados y relaciones (Peterson & Bush, 2013; Sanz et al., 2013). Es decir, es un conjunto de ideas creadas y mantenidas por grupos sociales particulares que responde a un momento de la historia social (Nina, 2014). Por lo que se conforman, según los significados que le otorguen sus integrantes (Cook, 2014), organizándose de acuerdo con aquellas metas consideradas legítimas en un contexto sociocultural determinado que se sustenta en los valores sociales.

Pensar en la diversidad, desde el contexto de la familia, requiere reconocer la tendencia al cambio que valida las diferentes estructuras familiares en las que se produce nuevas necesidades y demandas (Ruspini, 2015). De igual forma, es importante comprender que esta perspectiva no afecta el orden social, ni resulta en una desinstitucionalización de la familia o en una crisis en la estructura familiar (Cohen, 2018).

En la sociedad existen una variedad de arreglos familiares que responden a las formas o estructuras en que se organizan las relaciones familiares (Gutiérrez, Díaz, & Román, 2017; Lamanna et al., 2017) que se caracterizan por la cohesión, la flexibilidad y la adaptabilidad (Carrillo, 2017). La diversidad familiar se define formalmente como los diversos tipos de familias que utilizan múltiples maneras de enfrentar sus necesidades en cuanto a la reproducción, cohabitación, mantenimiento, economía, cooperación, afectivos, protección y significados (Mindek & Macleod, 2014).  También, la diversidad dentro de una familia se puede configurar según el género y el rol social de cada uno de sus integrantes (Harris, 2008). Además, la diversidad familiar responderá a factores de raza o grupo étnicos, intereses religiosos, grupos culturales y nacionalidad (Martínez & Martínez, 2018; Peterson & Bush, 2013).

Desde la década de los ochenta en la literatura sobre familia se reconoce la diversidad familiar (Rapoport & Rapoport, 1982), y se promueve la necesidad de su estudio considerando ciertos aspectos: (1) organización interna: la diversidad sería el resultado de diversos patrones del trabajo doméstico o del trabajo fuera del hogar, (2) cultura: variaciones en las conductas, creencias y prácticas, (3) clase social: diferencias en la disponibilidad de recursos materiales y sociales, (4) período histórico: resultado de las experiencias particulares que tienen las personas nacidas en un período histórico determinado, y (5) ciclo vital: cambios como resultado de los sucesos que tienen lugar a lo largo del ciclo vital.

En el campo de la psicología se ha incrementado el estudio de la diversidad familiar, proliferando publicaciones de artículos y libros que tratan de describir, explicar y comprender su naturaleza (Baca, Eitzen, & Wells, 2015; Erera, 2002; Demo, Allen, & Fine, 2000; Sherif & Hamon, 2007; Stockard, 2001). Sin embargo, las investigaciones sobre el constructo de diversidad familiar en América Latina y el Caribe son limitadas. No obstante, recientemente en la literatura se puede obtener trabajos sobre la homoparentalidad (Acevedo-Correa et al., 2018; Angulo, Granados, & González, 2018; Galindo, 2018; Placeres, Oliver, Rosero, Urgilés, & Abdala-Jalil,  2017), la monoparentalidad femenina o masculina (Cano, Motta, Valderrama, & Gil, 2016; Contreras, Acosta, & Ramírez, 2018; Gómez, 2018; Puello, Silva Perluz, & Silva, 2014), familias de inmigrantes (Alcalde & Hernández, 2018; Torres, Santiago, Walts, & Richards, 2018), familias de abuelos criando nietos (García & Guerrero, 2014; Klein, 2015; Martínez, 2017), familias reconstituidas (Féres-Carneiro & Seixas, 2014; Vázquez Mojena, 2018)  y  familias de jóvenes (Celedón & Garri, 2014; Parada-Rico & García-Suárez, 2017).

Asimismo, sobre la diversidad familiar en Puerto Rico se puede identificar los trabajos sobre la homoparentalidad (Irizarry & Toro-Alonso, 2017; Toro Alonso, 2011; Toro Alonso, 2014), jefaturas femeninas de familia (Rodríguez Del Toro, 2005; Torres-Pagán, Rivera-Torres, & Toro-Alfonso, 2017) y las familias de abuelos criando nietos (Sierra, 2017).

Es importante comprender que las múltiples formas de diversidad familiar reflejan sus complejidades y sus fragilidades. Al no existir políticas públicas que se ajuste a las realidades de las familias contemporáneas, éstas quedan invisibles en los medios, en los discursos del gobierno y en los servicios dirigidos a la familia, por lo que están expuestas a la vulnerabilidad (Arriagada, 2014). Por ello se requiere desarrollar investigaciones con el objeto de poder orientar y facilitar los recursos que sean necesarios para el bienestar de todos sus miembros y no limitar los servicios a sus integrantes. Además, de evidenciar la diversidad de formas familiares para su reconocimiento y protección (Ruspini, 2015).

Como parte de una investigación más abarcadora sobre la familia puertorriqueña, se presenta el siguiente estudio que tuvo el propósito de comprender la conceptualización de la familia desde un contexto de la diversidad.  El estudio se centra en diversos grupos familiares que existen en la sociedad puertorriqueña como son: (1) familias monoparentales, (2) familias homoparentales, (3) familias inmigrantes, (4) familias reconstituidas, (5) familias jóvenes y (6) familias intergeneracionales.

Método

Participantes

En total participaron 30 personas (5 hombres y 25 mujeres), seleccionados por disponibilidad. En cada grupo familiar se entrevistó a cinco personas: familias monoparentales (cinco mujeres), familias inmigrantes (cinco mujeres), familias homoparentales (un hombre y cuatro mujeres) que mayormente estaban constituidas por madres, familias reconstituidos (un hombre y cuatro mujeres), familias jóvenes (dos hombres y tres mujeres) y familias abuelos/as criando nietos/as (un hombre y cuatro mujeres).

Las edades de los participantes oscilaban entre 21 y 73 años, teniendo como promedio 46.73 de edad. Estos en promedio llevaban catorce años de casados, viviendo juntos como un grupo familiar, con dos hijos viviendo en el hogar. El 71.4% indicó que trabajaba, y 68.6% de la muestra informó que había completado un grado en educación universitaria.

Instrumentos

Considerando el propósito del estudio, se utilizó la técnica de redes semánticas naturales propuesta por Valdez (1998). Está técnica consiste en darle a la persona participante una hoja de papel en blanco con una palabra estímulo en la parte superior.  En este caso la palabra estímulo era familia. A las personas participantes se les indicó que escribieran todas las palabras que definieran mejor al concepto estímulo.

Luego de ello, las personas tenían que establecer un orden jerárquico de acuerdo con la cercanía de las palabras definidoras con la palabra estímulo. Así, le asignaban el número uno a la palabra más cercana, y así sucesivamente con cada una de las palabras escritas. Con dicha lista, se lograba tener una red representativa de la organización y la distancia de la información, y con ello el significado del concepto.          

Además, se realizaron entrevistas estructuradas para poder obtener información desde las propias palabras de los participantes. Según Lucca Irizarry y Berríos Rivera (2009) la entrevista es una recolección de información detallada donde la persona que informa expresa o comparte oralmente lo relacionado al tema en particular. La guía de la entrevista abordó diversos aspectos como: funcionamiento familiar, comunicación, valores, procesos de crianza entre otros aspectos.

También, toda aquella persona que aceptaba participar debía completar un cuestionario de datos sociodemográfico (género, edad, años de casados, etc.) y una hoja de consentimiento informado la cual estaba aprobada por el Comité Institucional para la protección de los Seres Humanos en la Investigación (CIPSHI) de la Universidad de Puerto Rico.

Procedimiento

Para obtener la muestra del estudio se utilizaron diversos medios como el periódico, reuniones en lugares públicos (p.e. centros de trabajo, iglesias y en escuelas) e invitaciones a nivel personal a través del efecto de bola de nieve. Toda persona interesada en participar se le brindaba un número telefónico de contacto o un correo electrónico con el cual se comunicaba con la investigadora principal. Luego, se realizaba una entrevista telefónica de cernimiento con el objeto de poder establecer que la persona cumplía con los requisitos de participación. Los requisitos de participación eran: (1) no podía estar tomando consejería o terapia psicológica, (2) no estar experimentado una situación de violencia de género, (3) convivir o estar casado o casada con un mínimo de un año de convivencia (con excepción de los monoparentales), (4) tener por los menos un hijo/a, o nieto/a en el hogar y (5) ser mayor de ser mayor de 21 años.

Con las personas interesadas en participar se coordinaba el día y la hora de la entrevista. Además, al llevarse a cabo la entrevista se le solicitaba a la persona completar una hoja de consentimiento informado, como también el cuestionario socio demográfico. Todas las entrevistas fueron audio-grabadas, y el promedio de su duración fue de sesenta minutos.

Resultados

Los resultados se presentan según los instrumentos utilizados para obtener la conceptualización sobre familia entre los diferentes grupos familiares estudiados.  En la primera parte se exponen los resultados de las redes semánticas, y luego las entrevistas.

Análisis de las redes semánticas sobre la palabra familia

En cuanto al método para el uso de redes semánticas naturales descrito por Valdez (1998), se estableció los valores de “J” con el que se nombra la totalidad de los conceptos que utilizaron las personas participantes de los diversos grupos familiares al definir el concepto de familia. El valor “J” muestra que las personas participantes generaron una totalidad de 112 palabras definidoras para familia. En la Tabla 1, se exponen las palabras consideradas en un orden jerárquico descendientes para la totalidad de las personas participantes y el porciento que representa cada palabra. El conjunto SAM se define como aquellas palabras asociadas con la palabra estímulo de familia, en este caso las personas participantes identificaron: amor, unión, compromiso, respeto, solidaridad, confianza, hijos, comprensión, comunicación y responsabilidad. Y el indicador M se refiere a la multiplicación de la frecuencia de aparición por la jerarquía que se obtuvo por cada palabra definidora generadas por las personas participantes.  De las palabras expresadas, el concepto de amor fue la palabra más cercana a la familia, al obtener el porciento más alto, mientras la palabra hijos no se asoció entre las primeras cinco palabras expresadas por las personas participantes al estudio con familia.


Tabla 1: Red de Semántica sobre Familia

Conjunto SAM

M

%

1

Amor

215

100

2

Unión

130

60.5

3

Compromiso

54

25.1

4

Respeto

52

24.2

5

Solidaridad

44

20.5

6

Confianza

42

19.5

7

Hijos

37

17.2

8

Comprensión

35

16.3

9

Comunicación

35

16.3

10

Responsabilidad

32

14.9

Nota: Palabras consideradas en un orden jerárquico descendientes para la totalidad de las personas participantes y el porciento que representa cada palabra (N=30)

Como demuestran los datos, el concepto familia tuvo una carga afectiva para los participantes indicándose mayormente palabras que responden a valores universales: solidaridad, respeto y unión. También, se expresaron atributos que atañen a las dinámicas familiares: compromiso, confianza, comprensión, comunicación y responsabilidad.  Pero las personas participantes de los diferentes grupos familiares no asociaron el concepto de familia con las funciones sociales que regularmente se le atribuyen entre las que se encuentran: socialización, protección, educación o seguridad.

Entrevistas

En cuanto a las entrevistas, las narrativas derivadas de ellas fueron estudiadas utilizando el análisis de contenido (Krippedorff, 2004), el cual permite estudiar una narrativa conforme las categorías obtenidas por el investigador. De la diversidad de categorías que emergieron se presenta la categoría de análisis Mi familia, en el que se expone los entendidos de este concepto por cada grupo familiar.

Familias Intergeneracionales

Para las personas participantes de este grupo, su noción de familia no corresponde a una nueva estructura familiar, sino a una extensión a su grupo original.  Se componen de abuelos/as criando nietos/as por diversas razones. Entre los factores externos que predominan se encuentran: (1) el fallecimiento de la madre, (2) una orden judicial de los tribunales, (3) problemas de alcoholismo, adicción o maltrato por ambos y/o alguno de los padres, y (4) por apoyar a sus hijos/as al trabajar fuera del país. Por tanto, los cambios en sus estructuras familiares conllevan un proceso de ajuste que requiere de tiempo y energía, por las implicaciones que tiene en sus vidas. En la voz de una participante, “la crianza me tocó de sopetón, porque tenía nueve años y de momento, de ser abuela pase a ser la mamá, en un momento en yo estaba destruida (fallecimiento de la hija)” (F, 72).

 Los abuelos/as visualizan a sus familias como un grupo integrado de muchas personas. Sobre ello, un participante nos dice: “Es un concepto amplio, es amplio, porque no se limita al núcleo del hogar, nosotros hacemos una fiesta de reyes el día de reyes, en donde invitamos, a todos los hermanos, están invitados con sus hijos, su esposa, todos” (M, 72). Al mismo tiempo, expresaron una apatía a involucrarse emocionalmente con sus nietos/as. Señalaban tener una distancia emocional con su nieto o la nieta, debido a que solo están cumpliendo con su rol de ser abuelos o abuelas: “Son para mí como una extensión de mis hijos…es como si fuera mi hijo, pero que está bien claro que él es el nieto y nosotros somos los abuelos” (F, 73).  En dichas expresiones está implícita una relación de poder y control para poder conducir su autoridad sobre los menores que están bajo su responsabilidad.

Asimismo, esta noción está relacionada con sus entendidos sobre las funciones de su grupo familiar al tener bajo su responsabilidad la crianza de un nieto/a:

“Uno es un facilitador… Pero, si uno le facilita, un hogar, le facilita los estudios, y así sucesivamente… una serie de principios de cómo…, cómo se debe vivir, en, esta vida, como actuar, de hacer el bien, de amar todo lo que Dios creó” (M, 72).

Determinando con ello que principalmente deben enseñarles valores positivos, creencias religiosas y conductas aceptadas socialmente. Como también, apoyarlos en el desarrollo educativo y personal, aunque en algunas ocasiones se ven limitados económicamente para cumplir con este encargo social. Ejemplo de ello, una de las abuelas nos dice:

“en la semana estoy trabajando pues poquito a poco en la semana voy haciendo para entonces estar ready el viernes, no puedo dejar de vender esa poquita mercancía porque eso me ayuda a tener mis cosas, lo necesario para nosotros dos” (F, 58)

También, los abuelos y las abuelas participantes establecieron que la dinámica familiar en los hogares debe ser autoritaria, no de índole democrática. Según las reglas del hogar, quien tiene la autoridad deben mantener control, “No tengo la custodia ni soy el padre de ellos… sigo siendo facilitador…establezco la guía, las normas que yo tengo aquí…” (M, 72)

Por ello, se establece que en el proceso de crianza se debe tener una estructura rígida para el desarrollo de sus integrantes, sobretodo como ciudadanos de bien. En estas familias las reglas y normas son altamente significativas, e indispensable para mantener la disciplina con sus nietos/as. Sobre este aspecto una participante comenta

Yo lo quiero mucho, lo adoro, lo atiendo, lo baño, le doy de comer, le cocino, de todo, pero debe haber respeto. Me tienen que respetar, tiene que obedecerme y los adoro, pero tiene que haber un balance, un respeto unas reglas (F, 60).

Además, en las entrevistas se expuso la brecha generacional que existe con sus nietos/nietas. En particular, manifestaron tener conflictos en lo que atañe a los procesos de educación y el uso de la alta tecnología, lo que provoca que se sientan desvalidos al no poder ayudar ni comprender los procesos que están viviendo sus nietos/nietas. “A veces se me hace difícil porque, por ejemplo, la tecnología es muy avanzada. Yo llegué hasta la maquinilla entonces como dice Cris: “abuela tú no eres tecnológica” (F, 60). Además de encontrarse con situaciones de desacuerdos y situaciones de tensiones que no pueden resolver al no poder apoyarlos.

Familias homoparentales  

En cuanto a su percepción de una familia, las madres de familias homoparentales consideran que se debe compartir el rol de paternidad/maternidad con la pareja. Una de las participantes expresa

La familia para mi representa un grupo, uno o de dos o más personas, que viven bajo el mismo techo. Que tienen unos sentimientos que nos unen. Unas responsabilidades duales. Y cuando hay menores pues los padres somos los responsables, en todo sentido de la palabra, de los menores (M, 46).

Para muchas de las madres no biológicas este rol en sus vidas ha sido un proceso de crecimiento, asumiendo el nuevo rol con un sentido de compromiso y responsabilidad. Esto quizás, responda a algún tipo de acuerdo previo como pareja, al convivir todos bajo un mismo techo. Al respeto una de las madres no biológicas reflexiona indicando

“El cambio en mi vida ha sido dramático. Viene la parte de la responsabilidad, que es velar por el bienestar de ellos, a todos los niveles. Hay una parte del rol de inculcarle unos valores. Cuanto de lo que uno entiende que es importante y positivo necesariamente lo puede ser para ellos en su vida” (F, 44).

Mientras que, para la familia de padres, la experiencia de paternidad era totalmente nueva al tener un hijo adoptivo, contrario a las madres. Uno de los padres comenta sobre su hijo: “Es mi vida, mi alegría, mi esperanza, lealtad, amor. Es un cambio. Es un sueño hecho realidad. Lo esperé por muchos años. Me preparé para cuando llegara el momento para estar completo como padre…” (H, 35). Con excepción de las familias compuestas de los padres, los otros grupos familiares homoparentales se constituyeron posteriormente a un divorcio, en donde los hijos/as biológicos son producto de una relación heterosexual.

Las madres expresaron que, al iniciar su nueva familia se sentían inseguras y con temores, al tener que explicarles a sus hijos sobre su identidad sexual, y que estaban en una relación lésbica.

Recuerdo con mi hijo mayor, como es el más seriote, tenía miedo de cómo decirle, y cuando le dije, me dijo mamá, ¿te respeta?, ¿te ama?, ¿cuál es el problema?  Con esa tranquilidad tan grande de que aquí no ha pasado nada. La relación con ella (pareja) es excelente (F, 55).

Para la mayoría de las personas participantes sus hijos o hijas tienen un gran significado en sus vidas, expresando que es uno de los ejes centrales en sus hogares. Esta percepción se puede reconocer en las expresiones de la siguiente participante “Han sido mi razón de vivir, mi razón para echar hacia adelante, como persona como mujer, como profesional y como mamá, y que me ayudan todos los días” (F, 56).

Además, consideran que en las familias debe existir un alto nivel de cohesión familiar, por lo que se debe realizar diversas actividades en común “Yo hago muchas actividades, kayakiar, ir a correr motora, o sea, de que siempre estemos todos juntos” (F, 46). Lo cual, le brinda un alto significado a la convivencia familiar y a la unidad familiar.

También, para estas familias es importante que sus hijos se sientan protegidos y seguros. 

“Realmente más que nada es un equipo de protección. Es un grupo que se protegen entre sí… Lo cual mayormente nos preocupa es la edad temprana de los hijos/hijas al tener que enfrentar la burla, rechazo, o manifestaciones de prejuicio” (F, 44).

Esto, debido a que entienden que se les debe proteger de las situaciones conflictivas que enfrentan en el diario vivir por prejuicios o de marginalización, al ser parte de una familia homoparental. Por ello, viven con el temor de que la salud física o emocional de sus hijos/as se vea afectado.

Familia Inmigrantes

Mientras, para las familias inmigrantes, el grupo familiar es una piedra angular en sus vidas. Sobre ello una participante nos dice que es “El proyecto más importante que uno tiene que construir. Digo proyecto y digo construcción porque se necesita que las dos personas estén comprometidas” (F, 36). También, consideraron que las familias deben mantener la cohesión familiar para ser unidas al no tener redes de apoyo en el país, o por no sentirse acogidos por la sociedad dominante. Esto lo vemos plasmado en el siguiente comentario “Yo entiendo que el ser una familia inmigrante tienes dos alternativas. O te coaccionas o se te separan…Siento que la familia tiende a coaccionarse para poder sobrevivir y apoyarse…Las familias inmigrantes somos muy unidos” (F, 54).

Por lo que, para estos grupos familiares, la unidad es vital para sobrellevar la convivencia en la sociedad puertorriqueña. En relación a ello una participante dice

Debemos de estar pendiente de nuestros hijos, saber lo que hacen, como, con quién se juntan, con quien comparten, yo por lo menos soy una de que yo soy amiga de mis hijos, de los amigos de mis hijos, y eso me ha dado muchos resultados (F, 52).

Al mismo tiempo, existe un sacrificio para la familia “Hay que hacer muchos sacrificios...como todo proyecto que uno decide construir y establecer, pues requiere sacrificio y compromiso, pero también recibes mucha satisfacción” (F, 36). Esto responde a que, al no tener redes de apoyo en el país, enfrentan muchos cambios y exigencias sociales al mismo tiempo.

Además, los hijos/as son un legado mediante el cual sus familias pueden tener una continuidad. De esta manera lo expresó el siguiente participante

Los hijos es una manera de perdurar en el mundo. Porque es la manera de tu pasar el relevo, porque de alguna manera si uno emprende un montón de proyectos, yo creo que lo proyectos que se pueden reproducir y continuar en el tiempo pues son los hijos. Porque a su vez sus hijos tendrán sus hijos. (M, 36)  

        Por otra parte, expresaron que por ser personas inmigrantes reconocen que sus familias son transitorias, esto quiere decir que no se van a establecer de manera definitiva en el país: “Nosotros estamos en una coyuntura, pensamos mudarnos a los Estados Unidos, estamos trabajando en función de eso…buscamos un poco más de seguridades y bienestar” (F, 52). Asimismo, no expresaron estrategias sobre la integración a la nueva sociedad.

No obstante, en la convivencia familiar existe el deseo de obtener una mejor calidad de vida, siendo dos los ejes motivacionales: (1) ofrecerles a sus hijos una mejor vida y (2) desarrollarse educativamente a nivel personal. Sobre ello, nos comenta una madre: “Este último movimiento, el ser inmigrante de mi vida, el motor de esto fue mi hijo menor. Se buscaba un medio educativo donde él pudiese estar más feliz de lo que estaba antes” (M, 54). Este desarrollo de calidad de vida gira en torno al desarrollo educativo tanto a nivel personal o de los hijos.

En su experiencia de familia migrante, se tiene presente que el país es un puente para obtener otras metas, que se circunscribe a una mejor calidad de vida familiar. Debido a ello, expresan constantemente sus deseos de continuar sus vidas en otro país, siendo una de sus metas mudarse o terminar de educarse los hijos o a nivel individual. “A futuro también mi esposo y yo quisiéramos irnos de PR, quisiéramos irnos a vivir a Chile. Mi esposo es chileno y nos gusta mucho ese país” (M, 38).

Familias reconstituidas

Por otro lado, la noción de familia en este grupo se sostiene sobre las experiencias familiares presentes, es decir, las personas que proceden de matrimonios anteriores que decidieron formar este nuevo grupo familiar. En este caso, se considera que la familia está integrada por los hijos/as propios, los hijos/as de la pareja y aquellas personas que asumen el rol nuevo de madre/padre, así como el padre o madre biológico que habite en el hogar. Por ejemplo, una participante indicó

Es un grupo de personas que forman una relación que puede ser voluntaria, en el caso de los hijos pues llegan a la relación. Ellos no fueron…, ellos no escogieron estar ahí. Pero llegan. Así que toda la relación que se da en todo el grupo pues tiene que irse forjando día a día. (F,68)

Por lo que, para algunos, es importante mantener la unidad entre los integrantes que habitan el hogar. Con relación a este aspecto una participante menciona “estamos unidos por amor voluntariamente, la familia es el centro de donde salimos todos, la unidad básica de todo, aprendemos las primeras cosas de nuestras vidas, las aprendemos en ese espacio con las personas que nos rodean”. (F, 51).

Sin embargo, esta nueva vivencia de integración familiar en algunas ocasiones puede resultar difícil en la convivencia del hogar, sobre todo, en lo que atañe a hijos no biológicos de uno de los integrantes de la pareja.

“Había diferencias. Los dos grandes se portaban mal. Había que quitarles las salidas y la televisión. Y le explicaba porque lo hacía. Les quería complacer porque me da pena y les quería tirar la toalla. Bregar con amor, pero con un orden(H, 55).

Para estos padres/madres de estos grupos familiares los estilos de supervisión y las formas de criar, se contraponen en muchas ocasiones entre ellos.

También, pueden producirse conflictos entre los padres/madres que no viven con sus hijos biológicos, como expresa uno de los entrevistados, lo cual provoca muchas insatisfacciones y resentimientos en la convivencia familiar.

Bueno en mi rol de padre pues un poco yo te diría que es difícil, pero lamentablemente cuando hay divorcio por lo general los hijos … el sistema entiende que están mejor con la mamá. Y se piensa que el hombre es solamente una ATH. (M, 58).

Además de ello, expresaron que existe una mayor dificultad en la integración con aquellos que están en la etapa de la adolescencia o son mayores de edad. Por lo que consideran importante promover valores y conductas afectivas positiva. “Como mamá uno va transformando ese rol según ellos van creciendo. Ayudarlos y darles las herramientas para que sean felices y personas de bien. Los hijos son prestados.” (F, 51). 

Por otra parte, reconocieron que los roles de padre/madre biológicos no se comparten con la nueva pareja. La crianza les corresponde a las madres biológicas en propiedad, quienes en su totalidad conviven con sus hijos propios. Sobre ello una madre indicó “mi hija se pone difícil porque resiente la autoridad, pero es mi deber ser el papel autoridad en la casa…soy la mamá y el papá en la niña, al dar los castigos y en la disciplina” (F, 42). 

Sin embargo, el único participante masculino de este grupo familiar, expresó que, en el proceso de crianza, influye el género de quién asume la disciplina de los hijos:

Yo soy el bueno, y las mamás son las que reparten los cantazos, las que gritan, las que le dicen que no. Yo no disciplino a menos que ya sea una cuestión crítica. La disciplina mía es más hacer que ellos vean que se hace, en vez de decirles que es lo que tienen que hacer. (H, 58). 

Familias monoparentales

En este estudio el grupo de familias monoparentales lo constituyeron personas con jefaturas femeninas, expresando que su concepto de familia tiene el referente de los hijos/as como ejes centrales de sus vidas. Para una de ellas, la familia es “Como un support system…  como que los papás que crían a los hijos para echarlos adelantes, y los hijos puedan contar con sus padres, al igual que los padres puedan contar con sus hijos” (F, 24). Consideran importante transmitir a sus hijos valorizar el papel que cumplen como madres al señalar “yo creo que mis hijos han aprendido lo que yo les he podido dar, lo material no es importante”. (F, 51).

Además de tener un alto sentido de responsabilidad con sus hijos/as, expresaron que sienten una fuerte presión social al ser jefas de familia de un hogar. “Para mi ellos son mi primer lugar, yo los trato de, de cómo te digo de encaminar lo mejor que puedo, pero dentro de todas mis cosas y mis prioridades en la vida ellos son los primeros” (F, 48).  Las participantes reconocieron que la sociedad es exigente con ellas, aun cuando sus recursos sean limitados.

Debido a la percepción que tienen sobre su doble labor como jefas de familia, y trabajadoras, las madres consideran que cumplen cabalmente la responsabilidad social que han asumido. Aunque expresan que la paternidad/maternidad debe corresponder a ambos padres,

Yo pienso que, que los dos, tanto el padre como la madre, están para fomentar diferentes valores a sus hijos. Comúnmente, la gente piensa que las mamás se encargan de la educación, y entonces el padre es el proveedor, pero en esta etapa de la vida que nosotros estamos muchas veces es a la inversa. (F, 47) 

También, las madres con jefatura de familia manifestaron que los padres deben estar más cercanos en el desarrollo y crianza de los hijos.  “Yo siempre traté de fomentar que ellos mantuvieran su relación con su papá. Aunque fuera por teléfono, pero yo entiendo que el adulto es la persona que tiene que abrir la vía de comunicación.” (F,58). Sin embargo, reconocen la ausencia de estos en la vida de sus hijos/as.

Otra de las características que destaca en este grupo familiar son la necesidad de las redes de apoyo, pero al mismo tiempo la limitación de estos. La mayoría pudo establecer que sus redes son los familiares más cercanos, es decir, los padres/madres: “te digo la crianza fue difícil, no por ellos, sino por la falta de un grupo de apoyo. Por ejemplo, si la señora que los cuidaba no los podía tener ese día pues yo me los traía al trabajo”. (F, 51).

Familias de padres/madres jóvenes

Las familias con padres jóvenes se describen como estructuras familiares democráticas, debido a que todos los procesos se comparten con los integrantes de la familia. “Respetarnos todos, tener un hogar, vivir bajo un mismo techo, tener responsabilidades compartidas, amarnos, querernos, educar a nuestros hijos, educarnos a nosotros mismos, conocernos, no es lo mismo un noviazgo que convivir.” (F, 24). Asimismo, establecen que las familias son una forma de preservar la sociedad, reconociendo el rol que la sociedad les ha otorgado.

Es la institución sólida, el núcleo de lo macro de la célula de la sociedad. Donde comienza todo. Donde hay una función de padre, una función de madre, que lógicamente tiene que ser masculino y femenino. Ambos tienen el deber de crianza y del sostenimiento de una relación matrimonial (H, 25).

Particularmente, en las familias de jóvenes, los padres y madres comparten las tareas domésticas, y aspectos relacionados con la paternidad/maternidad como por ejemplo una participante indica

“Le va a tocar llevar el nene al cuido porque voy a estar en clase, cuando no estoy cuida al nene le da comida, lo baña si tiene que bañarlo, lo duerme, que casi siempre nos dividimos todo, depende del día” (F, 21).

        En este caso, las personas de familias de jóvenes participantes en su totalidad estudian y trabajan, lo cual en su vida familiar es mucho más complejo comparado con otras estructuras familiares. Uno de los participantes sobre este aspecto destacó “Los jóvenes también todavía quieren parisear, y no pueden. Yo creo que lo que nos hace diferente, es que somos persistentes, el futuro debe ser lo mejor para el niño” (M, 25). Para estos participantes el factor generacional es determinante, y reconocen cómo la juventud influye en su proceder de manera adecuada en su grupo familiar.

También, reconocen lo importante de prepararse para el futuro mediante los estudios universitarios, con ello le están ofreciendo a sus hijos una mejor calidad de vida. “Darle la mejor educación a mi hijo, una buena escuela, buen colegio y en el futuro pensamos mudarnos para allá fuera. Buscar una mejor estabilidad, economía, mejor ambiente y mejor vida” (M, 25).          

Por otro lado, son familias que tienen la necesidad desarrollar la vida familiar en el presente. En donde, su cotidianidad está centrada en sus hijos.

Uno se cansa, pero siempre uno busca una razón de cómo levantarse y seguir. Así que el rol de madre no era algo que esperaba ahora, pero sucedió, pero creo que he hecho lo mejor que puedo, no soy perfecta y no trato de serlo, pero si, si creo que puedo educar a mi hijo (F, 24). 

En este grupo se reconoce la necesidad dedicarles el tiempo a los integrantes del hogar para mantenerse como familia. “Salir con el nene ya sea a salir a comer, ya sea llevárnoslos a mis juegos de pelota…, compartir. Pero no tenemos días específicos como tal. También depende de la situación económica como este” (H, 25). Aunque consideraron los problemas económicos como cruciales para el desarrollo de sus familias, siendo una de las limitantes en la actualidad.

Discusión

Las complejidades y paradojas del concepto de familia están presentes en este estudio. Los resultados obtenidos reafirman la existencia y la coexistencia de diversas formas de organización familiar, distintas al modelo hegemónico que prevalecen en la sociedad. Quedan expuestas las diversas ideas, realidades y representaciones sobre los significados de la construcción de la familia (Cohen, 2018).

Los resultados presentan diversos aspectos convergentes entre las familias estudiadas, como también distinguen identidades propias por cada grupo familiar. Esto valida la diversidad de familias en la sociedad puertorriqueña, lo cual constituye un cambio social (Ruspini, 2015). Asimismo, se confirma que la variedad de arreglos familiares responde a las formas en que se organizan los integrantes de dichos grupos familiares (Miller, 2016).

La conceptualización de familia, parte de la premisa de quienes integran estas estructuras familiares y las razones por las cuales llegan a constituir una familia. Principalmente, se reconoció que una de las funciones de las familias es proveerles a los hijos o nietos, herramientas necesarias para que alcancen una madurez como persona dentro de un escenario con calidad de vida (Cohen, 2018). Además, el estudio sustenta que la familia continúa siendo un referente importante para los seres humanos (Bray & Stanton, 2013), en el cual se promueve la unidad familiar, el apoyo entre sus integrantes y el desarrollo de los hijos.

Estos grupos familiares se caracterizan por asumir un compromiso genuino con sus respectivas familias, que se extiende a través de las diferentes etapas de vida de los hijos (Erera, 2002). Por lo que, dependiendo de la estructura familiar, se hará un mayor énfasis en ciertos aspectos que deben afrontar al asumir responsabilidades.

Por sus expresiones se puede decir que son sistemas estables, con funciones y responsabilidades compartidas entre sus integrantes.  Además, los resultados muestran que al definir el constructo de familia existe una ruptura con las definiciones tradicionales (Carrillo, 2017). Sobre todo, con las que se refieren a la familia como una estructura tradicional.

En cuanto, a las redes semánticas las palabras definidoras obtenidas reflejan una noción positiva sobre la familia.  Estas palabras conforman una idea elaborada de significados compartidos en un mismo momento histórico y contexto cultural (Arraigada, 2014). Cabe señalar, que la palabra amor fue el único sentimiento expresado en las primeras diez palabras definidoras del concepto. Es significativo que no se expresaran otros sentimientos o emociones asociadas con la familia, ya sea positivos o negativos. La palabra hijos no se presentó entre las primeras cinco palabras relacionadas con la familia. No obstante, se reconocieron algunos valores y creencias: unión, compromiso, respeto, solidaridad y confianza. Esto puede deberse a que estas palabras contribuyen a mantener de manera estable y funcional la relación familiar. El que no se asociara a la familia con las funciones, no valida los expuesto por estudios anteriores en donde usualmente la familia se define según las funciones sociales (Baker, 2014).

En particular, al analizar las narrativas de las entrevistas, se encontró que las familias intergeneracionales son las de mayores divergencias al compararse con los otros grupos. Para este grupo familiar, su nueva estructura es parte de su grupo primario. Este elemento, es importante tenerlo presente debido a las implicaciones que tiene en las configuraciones de los nuevos roles que se asumen, las reglas de convivencia que se establecen, los ajustes emocionales o psicológicos que se requiere y los estilos de crianza que se van a impartir (Sierra, 2017).

Otra característica que les distinguen es la brecha generacional y las consecuencias de este aspecto en sus vidas familiares, sobre todo en lo que atañe en aspectos educativos, de tecnología y en la vida cotidiana (Martínez, 2017). Asimismo, reproducen los estilos de crianza utilizados anteriormente en sus familias nucleares, pero adoptan un mayor nivel de autoridad y de distancia emocional. Esto posiblemente responda a que, al ser personas mayores de edad se sienten inseguros o frágiles para asumir este nuevo rol, el cual ha sido impuesto en la mayoría de los casos. Ante ello deben mantener control en la situación, no expresando sentimientos o emociones en la convivencia familiar. Asimismo, este grupo solo tuvo similitudes con el grupo de jóvenes en cuanto a las limitaciones económicas que tienen, un factor importante para el desarrollo de los integrantes de la familia, así como para la estructura familiar. Sin embargo, es un problema en dos momentos diferentes, tratándose de una familia que inicia su rol de padres/madres y otra familia en la etapa final de la vida.

En cambio, las familias homoparentales consideraron en su conceptualización el rol social que cumple la familia, uno en la cual se integra a diversas personas unidas por un lazo afectivo y un vínculo a un padre o madre. Además, en estos grupos se reconocen la diversidad dentro de las familias según el género y el rol social de sus integrantes (Lamanna et al.,2017). Por lo que, es fundamental asumir responsabilidad en el proceso de crianza para cuidar de sus hijos/as, brindarles las atenciones y los valores requeridos socialmente.  Para este grupo, sus hijos/as son altamente significativos en sus vidas, al igual que para las familias monoparentales con jefatura femenina, los inmigrantes y la familia de jóvenes.

Por una parte, reconocen en la crianza el rol de la pareja, un acuerdo que se asume con grandes satisfacciones (Baca et al., 2015) mientras que, en el proceso de crianza en las familias de madres, se observa que se entiende que el padre biológico pasa a un segundo plano en el proceso de socialización. Esto posiblemente responda a las formas en que se desvincularon al separarse.

También, las familias homoparentales destacan la unidad entre los integrantes de la familia, en donde se valoriza altamente la cohesión familiar (Toro, 2014). Mantenerse unidos contribuye al desarrollo de sus identidades propias como grupo familiar, y se protegen de los problemas o situaciones conflictivas que enfrentan como producto de la homofobia (Toro, 2011). Por lo que es importante brindarles afectos y seguridades a sus hijos/as.

Cabe destacar que estas familias actúan contrario a las familias reconstituidas en donde se reconocen que la crianza de los hijos/as es un asunto exclusivo de padres/ madres biológicas. Pero al igual que las familias inmigrantes, entienden que la unidad familiar es importante para el desarrollo de su grupo familiar, por ser una manera de sobrevivir ante las vulnerabilidades que enfrentan sus familias.

Por otra parte, aunque las familias de inmigrantes proceden de diferentes países, reconocen que las familias son un elemento significativo en sus vidas personales. Para estos grupos, la meta principal es mejorar la calidad de vida de su familia, un elemento sustentado en la literatura (Martínez & Martínez, 2018). Esto posiblemente conlleva transitar a través de varios países para lograr esta propuesta. Otra de sus metas gira en torno al desarrollo educativo, tanto a nivel personal como en relación con sus hijos/as sobre todo por ser su legado. Asimismo, esta valorización de los hijos/as está presente en las monoparentales al igual que los homoparentales.

Sin embargo, el inmigrante conlleva sacrificios que afectan a la dinámica del hogar, siendo la vulnerabilidad una de sus características (Torres et al., 2018). De manera que, tienen que mantener la estabilidad como grupo familiar, compartiendo sus actividades de manera conjunta, y a pesar de que tienen escasos apoyos en situaciones que requieren de ayuda en lo que atañe a sus familias.

En cuanto a las reconstituidas, conformadas por personas que proceden de experiencias pasadas, estas constituyen actualmente un fenómeno cotidiano en nuestra sociedad (Vásquez et al., 2018). Este grupo establece que la familia es una relación entre sus integrantes que, por circunstancias de sus historias de vida, conviven conjuntamente. Esta noción es un reflejo de sus vivencias, al ser ambos o uno de los integrantes una persona divorciada que vuelven o vuleve a emparejarse, iniciando una nueva convivencia familiar. Por ello, reconocen la complejidad de su grupo familiar en cuanto a sus necesidades y realidades (Cohen, 2018).

Las familias reconstituidas deben ajustarse a su nueva convivencia familiar. No obstante, puede producirse conflictos familiares al enfrentar diferentes estilos de vida, procesos de comunicación, estilos de crianza y formas de convivencia (Féres-Carneiro & Seixas, 2014). Estos conflictos se producen dentro del hogar o bien con los familiares cercanos externos a ellos, así como, según las edades y el género de los hijos, serán variables.

También, por proceder de diferentes grupos familiares se esfuerzan en mantenerse unidos para desarrollarse como grupo familiar, con identidades propias (Baker, 2014). Por tal razón, entienden que se debe promover valores positivos en sus familias y un sentido de unidad familiar. Este es un elemento cónsono con el grupo familiar de abuelos/as criando nietos.

En las familias monoparentales se obtuvo que su noción de familia resultó variable, aunque gira en torno al significado que les brindan los hijos/as a estas madres. El hecho de que no exista una mirada única sobre la familia, responde a que sus percepciones dependen de la edad de los hijos, la etapa de vida de la madre y la circunstancia que originó este grupo familiar (Lamanna et al., 2017).

Por tanto, en dichas familias se educan a los hijos para valorizar a sus madres y su desempeño en el proceso de socialización, debido a que en su inicio, este grupo familiar afrontan tensiones en cuanto al manejo de las tareas, desajuste emocional, problemas en la distribución de los tiempos y en la crianza de los hijos (Bray & Stanton, 2013).  Tales familias expresan una convivencia estable, con prácticas permisibles o democráticas en un hogar con características armoniosas, en el cual se manejan las tensiones de manera prudente.

Además, estas jefas de familias participan de la cotidianidad de sus hijos/as, considerando que la cohesión familiar es importante para mantener la unidad de sus integrantes como familia y para minimizar los conflictos que se producen en la cotidianidad. Estos grupos reflejan otras realidades, si se compara con familias de Latinoamérica, las cuales se caracterizan por ser jefaturas femeninas dentro de contexto de pobreza, depresión y bajo rendimiento escolar, entre otros aspectos (Gómez, 2018; Puello et al., 2014).

En cuanto a las familias de jóvenes, sus narrativas hacen suponer que el asumir la paternidad/maternidad fue un elemento que contribuyó a desarrollar su noción de familia. Por lo tanto, el tener una familia les hizo cambiar su percepción de la vida y sus expectativas hacia el futuro, al compararse con jóvenes de su edad. Sobre todo, que son jóvenes que están en edades que dependen de sus mayores, así como todavía están organizando sus vidas educativas y desarrollando sus propias redes de apoyo (Baca et al., 2015).

Aunque estos no hablan de sacrificio como las familias inmigrantes, al ser padres y madres jóvenes que trabajan y estudian mayormente, reconocen que sus dinámicas familiares son más complicadas (Parada-Rico & García-Suárez, 2017). Definen a la familia según sus responsabilidades al ser padres o madres o como integrantes de la familia. Por dichas responsabilidades, desean mejorar la calidad de vida, lo cual requiere de apoyos de la familia externa.  Asimismo, estos jóvenes reconocen un elemento generacional que influye en sus construcciones, y en la forma de lidiar con los problemas familiares. Por ello, son más permisivos al comprarse con los grupos familiares tradicionales. Interesantemente, son familias que adoptan ser más democráticas en sus relaciones paterno o materno filiales, por tener una ruptura con el estereotipo de los estilos autoritarios de sus progenitores en la cual ambos padres participan en el proceso de socialización, expresión de afectividad y crianza de sus hijos/as (Baker, 2014). Posiblemente, esto se deba a un factor de edad, y actúan contrario a los abuelos que desean mantener una distancia emocional con sus nietos/as.

También, se observa una redefinición de los roles de la masculinidad en relación con tener una mayor participación en el trabajo doméstico en la casa y en la crianza de los hijos/as (Ruspini, 2015) denotando una participación compartida, comprometida y de responsabilidad con la familia. También, expresando una genuina preocupación para contribuir en el desarrollo de sus hijos/as, siendo su limitante el factor económico, al igual que en las familias de abuelos criando nietos.

Conclusión

En el estudio realizado, se pudo observar que la conceptualización de familia demuestra una ruptura con el modelo tradicional de familia nuclear. En estas nuevas conceptualizaciones se reflejan los cambios y transformaciones que se han producido en nuestras familias, en las cuales (1) uno de los progenitores puede estar ausente, (2) se constituyen por personas del mismo sexo, (3) se conforman con hijos de la pareja o por adopción, (3) existen diferencias intergeneracionales, (4) sus integrantes provienen de otras estructuras familiares, y (5) que pueden proceder de diversas culturas.

Por sus expresiones, los integrantes de familias que participaron en el estudio reflejan que viven en un escenario emocionalmente saludable, lo que apoya el argumento de algunos autores que establecen que el constructo de familia se deriva de la pluralidad familiar que existe en la actualidad (Cohen, 2018; Ruspini, 2015). Esto obliga a reconsiderar las intervenciones psicológicas, para el desarrollo de políticas según sus necesidades y realidades. Sin embargo, se reconoce que una de las limitantes de este trabajo es que predominan representantes del género femenino, por lo que se espera que para próximas investigaciones se logre tener una muestra balanceada.

Considerando los resultados de este estudio se recomienda para futuros investigaciones profundizar sobre los roles de paternidad/maternidad en las familias homoparentales, los estilos de autoridad en los abuelos/as criando nietos/as, los procesos de aculturación en las familias inmigrantes, las dinámicas familiares en las familias reconstituidas, el efecto de agotamiento en los padres/madres jóvenes y la satisfacción sobre la calidad de vida familiar en las monoparentales, entre otros aspectos.

Las familias son variables, se transforman, se adaptan y se reinventan, pero ciertamente perduran con el tiempo. Con estas nuevas configuraciones familiares se puede ver reflejada la vida cotidiana de la sociedad puertorriqueña. Por lo antes expuesto, es importante continuar su estudio para seguir validando el hecho de que no existe una sola forma de familia, sino una diversidad de familias.

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Revista Griot (ISSN 1949-4742)

Vol. 11, Num. 1, 2018


[1] Recibido: 2018-10-14 y Aceptado: 2019-01-31

[2] Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Para contactar a autora utilice el siguiente correo electrónico: ruth.nina1@upr.edu.