R|EDUCA
Revista de Educación de Puerto Rico
ISSN 2689-2944
La locura piadosa y contagiosa en El bálsamo de Medulosa
Resumen
Mediante esta reseña se expone la manera en que la novela de literatura juvenil, El bálsamo de Medulosa, de la Dra. Sylma García González, no solo es una profunda e imaginativa reformulación de algunos fascinantes aspectos de la primera novela moderna, El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha y su continuación, El ingenioso caballero don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes, sino que sirve a los maestros para despertar el interés de los estudiantes por este clásico inmortal y les permite entrar en un juego con sus alumnos de ir tras las huellas del héroe manchego de la mano del protagonista.
Palabras clave: reseña, El bálsamo de Medulosa, literatura juvenil, Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes
Abstract
This book review is centered on the way in which the juvenile literature novel, El bálsamo de Medulosa (The balm of Medulosa), by Dr. Sylma García González, is not only a profound and imaginative reformulation of some fascinating aspects of the first modern novel, El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, and its sequel, El ingenioso caballero don Quijote de La Mancha, by Miguel de Cervantes, but also serves as a means for teachers to arouse students’ interest in this immortal classic and allows them to engage in a game with their students in which they can follow in the footsteps of the Manchegan hero and his adventures guided by its protagonist.
Keywords: book review, El bálsamo de Medulosa, juvenile literature, Don Quixote, Miguel de Cervantes
Recibido: 07-04-2022 | Aceptado: 08-03-2023 | Publicado: 28-03-2023
Correspondencia: Ivette Martí-Caloca <ivette.marti@upr.edu>
El bálsamo de Medulosa, por la Dra. Sylma García González
San Juan, PR: Ediciones Santillana, 2022, 121 pp.
Al comenzar a impartir sus magistrales lecciones sobre el Quijote, Luce López-Baralt, a quien va dedicado este fascinante libro, hace siempre una entusiasta “invitación a la locura”. Contrario a lo que podría parecer, la novela de Cervantes, bien leída, se convierte en un libro encantador y mágico. Es decir, a quienes escudriñan los secretos profundos del Quijote inevitablemente se les revela la magia. Fue así como lo leyó y comprendió Jorge Luis Borges y, aún mucho más contundentemente, nuestra Luce. Quedamos, entonces, sumidos en el delirio de su protagonista, pues vamos descubriendo que, cuando apostaba a la intervención de todo tipo de encantamientos, no era él quien estaba equivocado. Fue así, también, como lo intuyó Miguel, el valeroso y compasivo protagonista de esta novela juvenil.
Desde su conmovedora premisa, el libro se nos va revelando como un auténtico viaje hacia un mundo lleno de momentos mágicos. Esta es la historia de un joven, apropiadamente llamado Miguel —como el célebre autor del Quijote—, quien despierta a una nueva realidad en la que su hermano mayor, llamado Rodrigo —igual que el hermano de su tocayo, Cervantes—, ha sido diagnosticado con leucemia. Aun siendo solo un adolescente de 13 años, Miguel no se resigna a aceptar el diagnóstico, sin reclamar que es necesario encontrar una cura. Sus padres, Juan —nombre del abuelo de Cervantes— y Leonor —nombre de la madre— lo llevan a visitar la oficina del oncólogo pediátrico que atiende a su hermano enfermo, y es allí en donde conoce a un enigmático adolescente leyendo el Quijote, y quien también comparte el nombre de uno de los personajes más significativos de la segunda parte de la novela cervantina. En este hermoso libro, es este misterioso joven quien le revela el gran secreto a Miguel de que existe un personaje que «va por ahí buscando aventuras y ayudando a los que tienen problemas» (p. 19). Tras este revelador encuentro —que muy pronto descubriremos que también es mágico—, Miguel llega ante el médico, quien le informa de la gravedad de la afección que sufre su hermano y le declara que ello solo podría remediarse mediante un trasplante de médula ósea. Sin entender bien lo que ha escuchado, Miguel no tiene reparos en ofrecerse como voluntario y, mientras se dan las condiciones y se concretan los preparativos para la intervención, lee el Quijote con la misma pasión y denuedo que su protagonista hizo con los libros de caballerías. Y es que, al igual que don Quijote, Miguel se obsesiona y lee, a todas horas, la historia del caballero manchego. Así, llega el día del procedimiento, y, tras la sedación anestésica, accedemos con el valiente jovencito al mundo de la novela cervantina. De esta manera, vamos descubriendo, junto a Miguel, personajes y geografías conocidas por los lectores del Quijote que se han grabado en su mente de lector entusiasta, y en la que Don Quijote ha cobrado una familiaridad cómplice. Cuánta razón tenía este avispado jovencito, pues, como bien entendió otro tocayo suyo, Miguel de Unamuno, el hidalgo de La Mancha es más real aun que nosotros mismos.
Ya, entonces, sumido en su estado alterado de conciencia, nuestro audaz aventurero va encontrándose con múltiples personajes que cobran vida en su imaginación, especialmente con dos que no tienen una caracterización definitiva en el relato de Cervantes —pues su intervención es muy breve—, pero a quienes Miguel escoge como sus compañeros para seguirle los pasos a don Quijote y pedirle el milagroso bálsamo de Medulosa que curará a su hermano. En su mente febril, el joven protagonista ha transformado su realidad y sus preocupaciones, cual suele suceder en este estadio, en un mundo mágico propio de la novela que tanto lo ha atrapado. Y, ahora, aquella médula ósea que le extraen de su inerte cuerpecito, en el terreno de su imaginación subconsciente, se ha convertido en un linimento milagroso que él se da a la tarea de buscar y que solamente puede recibir de la mano de su nuevo superhéroe, don Quijote. Así pues, la reconstrucción de Miguel hace de don Quijote un verdadero héroe al que rastreará sin descanso, como hiciera otrora Dorothy con el Mago de Oz. Y es que el niño necesita, precisamente, que sea «realidad» todo aquello que el propio hidalgo enloquecido cree de sí mismo. Van, así, danzando frente a nosotros una miríada de episodios, personajes, paisajes, creados por la genialidad de Cervantes y reformulados ahora en el sueño de su homónimo. De esta manera, Miguel reescribe instantes emblemáticos del libro que se convirtió en su más preciada compañía y nos muestra que en su imaginación juvenil ha entendido, a niveles muy profundos, e intuitivamente, el texto de Cervantes. Así pues, este apasionante libro nos regala bellísimos guiños a quienes amamos el texto del autor alcalaíno que lo convierten no solo en un maravilloso trampolín para despertar la curiosidad y el deseo de leer el Quijote, sino que, en manos de un hábil maestro, hará que este último se convierta en un guía que lleve a sus estudiantes a ir siguiéndole la pista y reconstruyendo el mundo mágico cervantino. Además, permitirá al sagaz educador la posibilidad de adentrar a sus alumnos en un texto que permite análisis muy profundos.
Al igual que los más afortunados lectores de la novela cervantina, Miguel se ha dejado imantar por la magia; el jovencito se ha dejado seducir por el mundo alterno que reclama su espacio en el universo quijotesco. El texto de don Quijote se vuelve una fascinante amalgama en el estado alterado de conciencia que ha provocado la anestesia en Miguel, y los funde con distintos elementos de su realidad. Al igual que le sucede a la protagonista de El Mago de Oz, en su imaginación nublada por la anestesia, ha absorbido, para su sueño, imágenes de su realidad, que ahora se le revelan de manera esplendorosa. De este modo, el lector atento se percatará de los maravillosos detalles que le dan circularidad al relato.
La conclusión del libro nos hará partícipes de momentos llenos de peripecias y vueltas de tuerca mediante las que Miguel probará su inmensa valía y que lo enfrentará al cuestionamiento de su propia ontología, como sucede en el Quijote. Ya bien lo supo articular Borges cuando dijo, del texto de Cervantes: «si los caracteres de una ficción son lectores o espectadores, nosotros, sus lectores o espectadores, podemos ser ficticios» (p. 55). El cierre de El bálsamo de Medulosa va a jugar con esa circularidad que tan atinadamente comprendió Gabriel García Márquez, especialmente en el huracanado final de su monumental Cien años de soledad, y que encontraremos también evocado en esta novela.
Este bello libro abraza la magia del Quijote y permitirá devolverle el encanto a este clásico muchas veces incomprendido, cuya reputación ha caído en el prejuicio que siempre deriva de la ignorancia. Ha logrado hacer algo que no es para nada ni fácil ni usual, y es que ha conjugado dichosamente la posibilidad de deleitar tanto a un erudito en la novela cervantina, como de apelar a un desconocedor. Al igual que se dice del propio Quijote cuando, en la segunda parte, se habla sobre la recepción de la primera: «los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran»1 (Cervantes, 1615, cap. 3, sec. 3, párr. 1). En este sentido, la novela se convierte en una herramienta invaluable para un educador creativo, puesto que puede convertir la experiencia de leerlo en un análisis detectivesco centrado en las pistas que se van acumulando en el relato y que remiten no solo al Quijote, sino a la vida de Cervantes o a otros escritores y obras que lo homenajean. De esta manera, a través de esta nueva ideación, la novela de Cervantes cobra pertinencia más allá de los recintos de la academia, sin por ello restársele a la complejidad de la que parte. Después de todo, el Quijote, más allá de su carácter paródico y divertido, es una obra de una profundidad asombrosa. Es por ello, entonces, que, mediante la lectura de esta novela, los educadores ingeniosos podrán invitar a los jovencitos a participar de esta interesante aventura que se convierte en una experiencia de aprendizaje y en la que pueden ir reconstruyendo las rutas metafóricas del caballero de La Mancha.
Esta narración, que parte de la perspectiva optimista y gozosa de un hermanito que prueba a cada paso su amor, su empatía y su conmiseración, nos devuelve a la magnánima obra de Cervantes. Se ha dicho en innumerables ocasiones que el autor del Quijote es uno de los escritores más compasivos de la literatura, rasgo que veremos que ahora comparte su homónimo, Miguel, actante principal de este bello relato. Así pues, a través de las aventuras de este intrépido adolescente, podemos enseñar a otros niños quién es Cervantes y por qué su obra sigue siendo vigente; por qué es un clásico. Para el autor italiano, Italo Calvino, un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir. Esta novela es prueba de ello. La autora vuelve a imaginar tanto a la novela cervantina como a su protagonista —que no es sino el héroe problemático de la novela moderna— y contextualiza su historia haciéndola vigente para los niños inmersos en la sensibilidad de nuestro entorno vital contemporáneo. Sylma regala al género de la literatura juvenil una novela compleja y profunda de grandísimo valor literario que, bien aprovechada, será una experiencia indudablemente fructífera de enseñanza aprendizaje.
A través de esta novela que Sylma pone en nuestras manos, habremos de volver a enamorar a los jovencitos que decidan aventurarse con su audaz protagonista a perseguir la pista del caballero de La Mancha y a descubrir, del otro lado de la imaginación, la magia contagiosa y la compasión de la obra de Cervantes. Me honra mucho y asumo con humildad que pueda ser yo ahora quien los invite a vivir esta aventura y a contagiarse del entusiasmo que provoca la búsqueda de don Quijote de la mano de Miguel y de Sylma.
⇪ Borges, J. L. (1981). Magias Parciales del Quijote. En Otras Inquisiciones (pp. 52-55). Alianza Emecé. https://www.filosofiaesoterica.com/magias-parciales-del-quijote/
⇪ Cervantes, M. de. (1615). Segunda parte del Ingenioso Caballero don Quijote de la Mancha. Centro Virtual Cervantes. https://cvc.cervantes.es/literatura/clasicos/quijote/default.htm
⇪ 1 La autora utiliza como referencia la versión electrónica de la Segunda parte del Ingenioso Caballero don Quijote de la Mancha, preparada por el Centro Virtual Cervantes y disponible en https://cvc.cervantes.es/literatura/clasicos/quijote/edicion/parte2/cap03/cap03_03.htm (N. del E.).