Resumen
Santa Lucía, al igual que la mayoría del resto del Caribe, es una sociedad criolla. Debido a circunstancias específicas de la región, la identidad cultural criolla antillana es fluida, fragmentaria y múltiple. Los residentes de la isla perciben elementos culturales comunes entre su isla, de un lado, y el Caribe francófono, de habla criolla francesa y anglófono, de otro. Valorizan los diferentes idiomas de su herencia colonial —el francés, el kwéyòl, y el inglés— tanto por razones intangibles relacionadas con identidades locales y pan-culturales como por las oportunidades económicas y sociales que estos idiomas facilitan. Bajo la influencia de la globalización, hay una jerarquía definida en el orden de la valorización de estas lenguas. Los isleños valorizan el inglés porque les representa el mayor beneficio en términos de movilidad socioeconómica en y fuera de Santa Lucía. El pueblo también valoriza el francés como un idioma secundario y complementario, y por la versatilidad comunicativa que puede tener con la vecina y afluente Martinica, al igual que en su propio sector turístico. A pesar de que la mayoría de los residentes de la isla profesan la importancia de su criollo de base francesa, kwéyòl, este símbolo excepcional de la nacionalidad de Santa Lucía, es el gran perdedor en la competencia de idiomas en la era postcolonial y global. Como sociedad en estado de cambio inducido por la globalización, la orientación cultural tradicional de Santa Lucía está cambiando; el inglés está reemplazando el kwéyòl. Sin embargo, nuevas formas culturales y lingüísticas están surgiendo. El inglés vernáculo de Santa Lucía, un inglés criollizado influenciado fuertemente por el kwéyòl, se ha convertido en la nueva lingua franca de la nación, particularmente entre la clase trabajadora urbana y los jóvenes.Descargas
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